Cuando pensamos en la palabra “meditación” nos vienen un sinfín de términos e ideas a la cabeza, entre las que seguramente están la necesidad de poner la mente en blanco, levitar, relajación profunda, entre muchos otros conceptos que nos llevan a pensar que es una práctica alejada de nuestra realidad por la cantidad de cosas que la vida cotidiana nos demanda.

Por el contrario, el término “meditación” es la capacidad que desarrollas para centrar tu atención en estímulos internos y externos que te llevan a un estado de tranquilidad. Por lo tanto, aprender a meditar es un proceso que cualquier persona puede lograr, no es necesario demasiado tiempo, los beneficios son muchos y van desde mejorar tu atención hasta comprender mejor tus estados de ánimo y de esta forma responder asertivamente con un estado de vida más tranquilo.

Una pregunta interesante es: ¿Los niños también pueden meditar? ¿Es recomendable? La respuesta es SÍ a ambas preguntas.  Lo último en tendencias educativas mundiales en escuelas realmente humanistas, sobre todo en Europa y Estados Unidos, incluyen programas o actividades que permitan que los estudiantes, desde etapas tempranas, aprendan a practicar, con ejercicios muy sencillos, la meditación y la capacidad para dominar su mente y controlarla para estar y disfrutar el momento presente y se convierta en un hábito para la vida.

Un beneficio de esta práctica es que forma aulas pacíficas donde los niños aprenden a dominarse, a realizar un trabajo de introspección y, lo más importante, que sus procesos cognitivos como memoria, atención y concentración se potencialicen. Lo mejor es que en realidad no se requiere invertir mucho al tiempo al día para lograrlo. Unos cuantos minutos al día son suficientes para introducir a los niños a esta increíble práctica que puede cambiar su vida.

Ahora bien, si en la escuela de tus hijos no promueven ni practican la meditación, a continuación encontrarás algunas estrategias para poder practicarlo en casa, no sólo con los niños sino con toda la familia.

• Elige un lugar y un horario especial para practicar la meditación dentro de tu casa.
• No varíes el tiempo para meditar, comienza con cinco minutos e incrementa cinco cada semana utilizando cronómetro. Esto entrenará a tu mente y evitará que el tiempo de meditación dependa de tu estado de ánimo. 
• Utiliza una posición cómoda. La sugerencia es hacer un triángulo entre rodillas y cadera y hacerlo sentado sobre algún cojín o superficie cómoda, tu espalda debe estar recta.
• Cuando los niños inician es suficiente pedirles que presten atención a algunos estímulos que pueden ser visuales o auditivos. Por ejemplo, prestar atención al sonido de la lluvia, al tic-tac del reloj, etc.
• También se sugiere empezar con el conteo y atención a la respiración.
• Tanto los niños como los adultos pueden meditar con los ojos abiertos, esto depende de su capacidad para concentrarse.
• Lo más importante es disfrutar del momento, de vivir el presente y evitar que las ideas constantes en tu mente interrumpan; es por eso que prestarás atención a lo que hay a tu alrededor.
• La práctica meditativa es un proceso, no te exijas demasiado y mucho menos a los niños, debes respetar el ritmo de cada persona y felicitar el esfuerzo de cada sesión.

La meditación no requiere mucho tiempo, pero tiene un gran impacto en la vida de quien la práctica. No pierdas la oportunidad de brindarles a tus hijos y a ti mismo, esta maravillosa herramienta para una vida más tranquila y consciente. ¡Que lo disfrutes!